jueves, 2 de julio de 2009

No hubo sueño americano


Para los americanos el sueño duró tan solo 45 minutos. Era increíble ver por la televisión como Estados Unidos jugando de una manera excepcional lograba envenenar a punta de contragolpes a los brasileños. El equipo americano mostró: orden, estrategia y contundencia.

Los estadounidenses pudieron hacer que Kaká desaparezca, que Robinho se vuelva muy errático y que Luis Fabiano no tenga una sola ocasión clara de gol. Fue un gran planteamiento estratégico el que mostró Bob Bradley con dos líneas de 4 bien paradas mató cualquier intento de magia de Brasil durante el primer tiempo.

Para ningún equipo fue fácil vencer a los Yankees, los partidos que perdió, los perdió jugando bien. Ratificando que ellos también pueden eliminar a los grandes y hacérsela difícil a los favoritos.

Renglón aparte se merece Donovan, un jugador genial que cada vez que toca el balón pareciera que ya sabe lo que tiene que hacer: mete pases largos, pases gol, cambio de juego, tiene explosión y encima tiene gol. Es un jugador completo que demuestra además que quiere cambiarle la cara al fútbol americano, entregándose al máximo por su selección. Y demostró, además, que un americano también puede romper a un brasilero como lo hizo en el segundo gol tras un contragolpe letal. Por algo es el capitán y guía de este equipo.

Pero como ya es sabido el sueño duro tan solo 45 minutos. Estados Unidos no pudo ratificar su buen juego en la segunda mitad. Uno sentía al acabar la primera mitad que Brasil no se quedaría de brazos cruzados, primero ya que es Brasil jugando una final y segundo porque Brasil no puede perder ante Estados Unidos así estos estén jugando un partidazo.

Al final Brasil se acordó de de cómo se baila la zamba y cómo es que se hace para voltear un partido. Después todo lo ocurrido en el segundo tiempo sería un carnaval brasileño. Adiós sueño.